PDF Tabla -Comunicación

1. Importancia de la comunicación

Las relaciones humanas se basan en gran medida en la comunicación. Comunicamos ideas, impresiones, sentimientos, afectos, emociones, vivencias, enseñanzas, cariño… cada una de modo diferente.

El cuerpo humano presenta distintos tipos de lenguaje: el verbal y el no verbal. Tan importante es el uno como el otro. Se usan según sea lo más conveniente en cada caso. En ocasiones los silencios pueden decir más que mil palabras, en otras el silencio no será válido y habrá que hablar, decir algo.

La comunicación es todo un arte que hay que aprender y ejercitarse, esto es tarea de todala vida. Poreso un factor esencial es el tiempo. Desarrollar habilidades de comunicación no es tarea de un día para otro.

Una buena comunicación puede hacer la diferencia entre una vida feliz o una vida llena de problemas.

La comunicación es indispensable para procurar y mantener las buenas relaciones en todos los ámbitos de nuestra vida, particularmente en la familia, el trabajo y con las personas más cercanas a nosotros. Aún así enfrentamos desacuerdos y discusiones sin sentido, provocando -en ocasiones- una ruptura en las relaciones con los demás. Entender y hacerse comprender, es un arte que facilita la convivencia y la armonía en todo lugar.

Con facilidad podemos perder de vista que la comunicación entra en el campo de los valores. Precisamente cuando hay problemas de comunicación en el trabajo, con la pareja, con los hijos o con los amigos se comienza a apreciar que una buena comunicación puede hacer la diferencia entre una vida feliz o una vida llena de problemas.

El valor de la comunicación nos ayuda a intercambiar de forma efectiva pensamientos, ideas y sentimientos con las personas que nos rodean, en un ambiente de cordialidad y buscando el enriquecimiento personal de ambas partes.

No todas las personas con una magnífica y agradable conversación poseen la capacidad de comunicarse eficazmente, en muchos de los casos transmiten anécdotas y conocimientos producto de la experiencia, la información y las vivencias que han tenido, pero con el defecto de no dar la oportunidad a que otros se expresen y compartan sus puntos de vista. En si, esto no es malo, pero se debe tener cuidado de no caer en excesos.

Queda claro que comunicar no significa decir, expresar o emitir mensajes (para eso están los medios de información), por el contrario, al entablar un diálogo con los demás, tenemos la oportunidad de conocer su carácter y manera de pensar, sus preferencias y necesidades, aprendemos de su experiencia, compartimos gustos y aficiones… en otras palabras: conocemos a las personas y desarrollamos nuestra capacidad de comprensión. Sólo así estaremos en condiciones de servir al enriquecimiento personal de quienes nos rodean.

La buena comunicación tiene algunas características que todos conocemos: escuchar con atención, no acaparar la palabra, evitar interrumpir, utilizar un lenguaje propio y moderado, lo cual demuestra educación y trato delicado hacia las personas. Pero este valor tiene elementos fundamentales e indispensables para lograr una verdadera comunicación:

– Interés por la persona. Cuántasveces nuestra atención total está reservada para unas cuantas personas, nos mostramos atentos y ávidos de escuchar cada una de sus palabras. Por otra parte, los menos afortunados se ven discriminados porque consideramos su conversación como superficial, de poco interés o de mínima importancia. Pensemos en los subordinados, los hijos o los alumnos ¿Realmente nos interesamos por sus cosas, sus problemas y conversaciones?

Toda persona que se acerca a nosotros considera que tiene algo importante que decirnos: para expresar una idea, tener una cortesía o hacer el momento más agradable; participarnos de sus sentimientos y preocupaciones; solicitar nuestro consejo y ayuda…

– Saber preguntar. A pesar del esfuerzo por expresar las cosas con claridad no siempre se toman en el sentido correcto (y no hablamos de malas intenciones o indisposición) Recordemos con una sonrisa en los labios, como después de una breve discusión llegamos al consenso de estar hablando de los mismo pero en diferentes términos. Las causas son diversas: falta de conocimiento y convivencia con las personas, distracción, cansancio…

El punto es no quedarnos con la duda, aclarar aquello que nos parece incorrecto, equivocado o agresivo para evitar conflictos incómodos e inútiles que sólo dejan resentimientos.

– Aprender a ceder. Existen personas obstinadas en pensar que poseen la mejor opinión debido a su experiencia, estatus o conocimientos; de antemano están dispuestos a convencer, u obligar si es necesario, a que las personas se identifiquen con su modo de pensar y de parecer, restando valor a la opinión y juicio de los demás. No es extraño en ellos la inconformidad, la crítica y el despotismo, inmersos en conflictos, críticas y finalmente convertidos en las últimas personas con quien se desea tratar.

La comunicación efectiva es comprensiva, condescendiente y conciliadora para obtener los mejores frutos y estrechar las relaciones interpersonales.

– Sinceridad ante todo. Expresar lo que pensamos, sobre todo si sabemos que es lo correcto (en temas que afecten a la moral, las buenas costumbres y los hábitos), no debe detenernos para mostrar desacuerdo, superando el temor a quedar mal con un grupo y a la postre vernos relegados. Tampoco es justificable callar para no herir a alguien (al compañero que hace mal su trabajo; al hijo que carece de facultades para el deporte pero tiene habilidad para la pintura; etc.), si deseamos el bien de los demás, procuraremos decir las cosas con delicadeza y claridad para que descubran y entiendan nuestra rectitud de intención.

Siempre será importante dar a los demás un consejo y criterio recto, de otra forma continuarán cometiendo los mismos errores o haciendo esfuerzos inútiles para lograr objetivos fuera de su alcance, si actúan así se debe, tal vez, a que nadie se ha interesado en su mejora y bienestar.

Además de los elementos esenciales, es preciso cuidar otros pequeños detalles que nos ayudarán a perfeccionar y a hacer más eficaz nuestra comunicación:

– Comprende los sentimientos de los demás. Evita hacer burlas, criticas o comentarios jocosos respecto a lo que expresan, si es necesario corrige, pero nunca los hagas sentir mal.

– No interpretes equivocadamente los gestos, movimientos o entonación con que se dicen las cosas, hay personas que hacen demasiado énfasis al hablar. Primero pregunta y aclara antes de formarte un juicio equivocado.

– Observa el estado de ánimo de las personas cuando se acercan a ti. Todos nos expresamos diferente cuando estamos exaltados o tristes. Así sabrás qué decir y cómo actuar evitando malos entendidos.

– En tus conversaciones incluye temas interesantes, que sirvan para formar criterio o ayudar a mejorar a las personas. Las pláticas superficiales cansan.

– Aprende a ser educado. Si no tienes tiempo para atender a las personas, acuerda otro momento para charlar. Es de muy mal gusto mostrar prisa por terminar.

No existe medio más eficaz para hacer amistades, elegir a la pareja y estrechar los lazos familiares, profesionales y de amistad. Todos deseamos vivir en armonía, por eso, este es el momento de reflexionar y decidirse a dar un nuevo rumbo hacia una mejor comunicación con quienes nos rodean.

 

2. Causas de una mala comunicación

Cada vez es más frecuente en las personas la experiencia dela soledad. Deberíamosreflexionar y preguntarnos si no será debida a la mala comunicación más que a la falta de compañía física. Las prisas, los nervios, la ansiedad hacen que atropellemos nuestras conversaciones, que cada vez se alejan de un intercambio claro y pausado de impresiones.

Puede haber otras causas que nos lleven a aislarnos de los demás, por ejemplo si estamos continuamente con los auriculares escuchando música o en casa jugando con el ordenador. Las redes sociales es cierto que nos llevan a estar en contacto con mucha gente, pero también pueden absorber nuestro tiempo y llevarnos a descuidar las relaciones familiares.

La comunicación a través de las redes sociales está muy bien, pero es fría porque no se da esa comunicación de tu a tu, física, de cara a cara, estableciendo un diálogo,  que utiliza el lenguaje corporal de los gestos, la mirada, el afecto… que es la dimensión de la comunicación que más nos enriquece y desarrolla.

2.1 Defectos del modo de comunicarnos

Caer en un uso excesivo de los monosílabos: vale, de acuerdo, ya nos meremos, recuerdos, hasta la vista, etc.

Recurrir a tópicos. Nos lleva a confeccionar diálogos en los que no se dice absolutamente nada, no hay contenido.

 

2.2 ¿Qué puedo hacer para mejorar mi comunicación?

Una primera recomendación está en saber hablar bien, conocer el lenguaje, saber ordenar las palabras e hilvanarlas lógicamente. Para entenderse es necesario explicarse bien.

Con medias palabras y suposiciones, y sobre todo con emociones distorsionadoras, es imposible que dos personas se entiendan.

Leer libros buenos, que estén bien escritos, con un uso correcto del lenguaje como por ejemplo los clásicos de la literatura, nos ayudan a expresarnos, nos enriquecen con vocabulario, modos de decir, maneras de describir. No cualquier libro vale para esto.

Una segunda recomendación es cultivar el mundo interior. Quien no tiene nada dentro no puede comunicar nada. Cuando no se ha cultivado el mundo interior llega un momento en el que sencillamente no se tiene nada interesante que decir. Por eso es importante desarrollar la personalidad.

Lo que una persona comunica es reflejo de sí misma de su persona, nos dice cómo es. Oyendo hablar a una persona se puede ver su grado de madurez. El hombre y la mujer maduros dan importancia a la opinión del otro, la ve como un enriquecimiento personal no como una oposición a sus propios deseos. Por el contrario el que no es maduro se deja llevar con facilidad por entusiasmos arbitrarios, por caprichos, por decisiones poco sopesadas.

Una tercera recomendación es escuchar. La escucha activa es fundamental en la comunicación.

 

3. Habilidades sociales

El ser humano necesita comunicarse, establecer una relación con su entorno, sin embargo no siempre lo hace de una forma satisfactoria. Hay personas por temperamento y carácter tienen cualidades y capacidad para las relaciones sociales y estas les resultan fáciles, para otras puede resultarles más costoso y pueden necesitar de ayuda. Las habilidades sociales son conductas que pueden aprenderse, por tanto no son ningún defecto sino una carencia, y como tal se pueden adquirir.

Se caracterizan porque se aprenden, se adaptan al entorno específico, tienen carácter de complementariedad en el sentido de que nos ayudan a entender el punto de vista del otro, son eficaces en la relación interpersonal.

Como ya hemos dicho son necesarias en la vida del hombre y desempeñan dentro de ella unas funciones importantes ya que mantienen la autoestima al  mejorar la relación con los demás, reforzando la interacción; además disminuyen el estrés asociado a situaciones interpersonales conflictivas.

Quien comunica e interrelaciona es toda la persona en su integridad. No sólo son comunicación las palabras, sí es un tipo de comunicación pero no la única. Las habilidades sociales están constituidas por conductas verbales y no verbales que facilitan el intercambio social.

En esta línea destacamos las dimensiones de que están presentes en las habilidades sociales: la de la conducta, la cognitiva y la fisiológica. Hay elementos que podemos observar dentro de la conducta como son la mirada, la voz, los gestos. Otros elementos que no son observables exteriormente pero que están en el interior de la persona y acompañan a cualquier conducta: pensamientos, percepciones, creencias, expectativas.  Por último la dimensión fisiológica se centra en el cuerpo y su conjunto de variables que van desde la respiración, las respuestas de la piel, el ritmo cardíaco, etc.

Una persona socialmente habilidosa podemos destacar que presentará las siguientes características:

• En cuanto a la conducta: mayor tiempo de habla

• Dimensión cognitiva: ningún temor a la interacción

• Dimensión fisiológica: ritmo cardíaco normal

 

Mientras que una persona con pocas habilidades sociales presentará:

• En cuanto a la conducta: Respuestas cortas, poca conversación

• Dimensión cognitiva: menos confianza en sí misma, temor a la situación

• Dimensión fisiológica: Respiración entrecortada, ritmo cardiaco acelerado

 

3.1 Entrenamiento en habilidades sociales

Si queremos adquirir habilidades sociales, al igual que se hace en cualquier deporte para alcanzar el objetivo, es necesario entrenar.

Los pasos a seguir son:

1) Identificar los tres estilos básicos en toda conducta interpersonal.

2) Analizar cómo actuamos ante los problemas. Nos puede ayudar hacer una descripción escrita de la escena, en la que aparezca:

Quién es la persona implicada.

Cuándo tiene lugar la escena (momento y lugar).

Qué es lo que le preocupa de la situación.

Cómo la afronta.

Qué teme que ocurra en caso de mostrar una conducta asertiva.

Cuál es su objetivo.

Es necesario ser explícito, no generalizar, porque si no será más difícil elaborar el paso siguiente, que es realizar un guión escrito.

 

3) Escribir un guión a seguir para conseguir el cambio de conducta.

El guión consiste en un plan escrito para afrontar la situación problema de forma asertiva. Distinguimos en él seis elementos:

 

EXPRESAR cuáles son sus derechos, qué es lo que desea, lo que necesita y cuáles son sus sentimientos respecto a la situación.

SEÑALAR el momento y un lugar para discutir el problema.

CARACTERIZAR la situación problema de la forma más detallada.

ADAPTAR la definición de sus sentimientos a los llamados “mensajes en primera persona”. Estos mensajes expresan los sentimientos sin evaluar o reprochar la conducta de los demás.

LIMITAR mediante una o dos frases cuál es su objetivo: concreción y firmeza.

ACENTUAR la posibilidad de obtener lo que desea, si cuenta con la cooperación de la otra persona para que se den las circunstancias necesarias para ello. Si es necesario expresar las consecuencias negativas que traerá su falta de cooperación.

 

4) Desarrollo de un lenguaje corporal adecuado. Cinco reglas básicas:

 

Mantener contacto ocular con el interlocutor.

Mantener una posición erguida del cuerpo.

Hablar de forma clara, audible y firme.

No hablar en tono de lamentación ni en forma apologista.

Para dar mayor énfasis a tus palabras, utiliza los gestos y las expresiones del cuerpo.

 

3.2 Saber escuchar

Esta habilidad es básica y será necesaria para las próximas. Los pasos para su entrenamiento son los siguientes:

Mira a la persona que está hablando.

Piensa en lo que se está hablando.

Espera que te llegue el turno para hablar.

Di lo que quieras decir.

Reflexiones:

Si no miramos a la persona que habla, aunque podamos repetir palabra por palabra lo que dice, no se sentirá escuchado por nosotros. Esto nos indica algo importante en las habilidades sociales y es que no basta con lo que comunicamos, sino que es necesario asegurarnos que la otra parte recibe correctamente la comunicación enviada. Por decirlo con otras palabras respecto a esta habilidad, no basta sólo con escuchar sino que el otro se ha de sentir escuchado por nosotros.

 

3.3 Iniciar una conversación

Saluda a la otra persona.

Mantén una pequeña conversación.

Determina si la otra persona te está escuchando.

Empieza con el primer tema.

 

Reflexiones:

Es importante iniciar adecuadamente una conversación, sobre todo si resulta especialmente difícil. Lo más importante que hemos de tener en cuenta para comenzar, es asegurarnos que la otra persona esté en disposición de escucha. Para ello iniciaremos la comunicación hablando de cualquier tema superficial (por ejemplo hablar del tiempo), de esta forma sabremos si la persona está tranquila, si no hay nada que le inquiete y desconozcamos etc. Una vez percibamos que es el momento, comenzaremos la conversación.

 

3.4 Pedir ayuda

Decide en que consiste el problema.

Decide si quieres que te ayuden.

Piensa en las distintas personas que podrían ayudarte y escoge una.

Cuenta el problema a la otra persona y pídele ayuda.

 

Reflexiones:

Suele ser una de las habilidades que más dificultad presenta para las personas que asumen roles de cuidadores (entre ellos, los voluntarios). En esta habilidad tratamos de analizar los motivos que se encuentran tras esta dificultad. También conviene dedicar tiempo a trabajar el pensamiento causal para decidir en qué consiste el problema y el pensamiento alternativo para determinar cuál es la persona indicada en ese momento concreto y para esa dificultad concreta.

 

3.5 Expresar afecto

Decide si tienes buenos sentimientos hacia la otra persona.

Decide si a la otra persona le gustaría conocer lo que sientes.

Escoge la mejor forma para expresar tus sentimientos.

Elige el momento y el lugar adecuados para expresar lo que sientes.

Expresa tus sentimientos de una forma amistosa.

 

Reflexiones:

Expresar los sentimientos resulta ser una de las mayores dificultades que tenemos y también una habilidad básica en la elaboración de las “conversaciones pendientes” que tenemos que afrontar en nuestra vida.

 

3.6 Pedir perdón

Decide si será mejor para ti disculparte por algo que has hecho.

Piensa en las distintas formas de disculparte.

Escoge el momento y lugar más adecuados.

Pide disculpas.

Reflexiones:

Ésta es una de las habilidades que más nos humanizan y, por lo tanto, que más nos hacen crecer. Es importante darnos cuenta de que en muchas ocasiones en lugar de pedir perdón, lo que hacemos es justificar nuestros actos y por otro lado conviene detectar como al sentirnos muy culpables, otorgamos al otro la posibilidad de humillarnos.

 

3.7 Prepararse para una conversación difícil

Piensa en cómo te sentirás durante la conversación.

Piensa en cómo se sentirá la otra persona.

Piensa en las distintas formas de decir lo que quieres.

Piensa en lo que te puede responder la otra persona.

Piensa en otras cosas que pueden suceder durante la conversación.

Escoge la mejor forma en que puedas afrontarla y ponla en práctica.

 

4. Comunicación no verbal

 Recibimos mucha más comunicación no verbal que verbal. Los tonos de voz, los gestos, las miradas determinan el contenido. El cuerpo no miente, en él está inscrita nuestra memoria y nuestra historia. Expresa la relación entre el estado interno y el estado externo, nuestro pensamiento, inconsciente, influye en nuestra conducta externa. Nuestros gestos también influyen en nuestra forma de pensar y concebir la vida.

Según nos sintamos en situación de igualdad, superioridad o inferioridad utilizaremos el espacio de una forma u otra. La forma de utilizar los territorios y espacios dice mucho de la imagen que tenemos de nosotros mismos. Asimismo, utilizarlos adecuadamente ayuda a que fluya la comunicación.

Por lo tanto, si es importante lo que decimos, mucho más importante aún es cómo lo decimos. La inteligencia emocional nos ayuda a gestionar de forma correcta nuestros sentimientos, se refleja por tanto en la conducta externa. La persona emocionalmente inteligente es capaz de tener un gran manejo del lenguaje no verbal.

 

5. Examina cómo es tu comunicación

¿Qué busco a la hora de comunicarme? ¿Desahogarme o encontrar un interlocutor con quien confrontar opiniones o experiencias?

Una buena comunicación no se improvisa, es consecuencia de una personalidad que ha ido madurando con el tiempo necesario, sin prisas.

Cuáles son nuestras limitaciones en la comunicación con los demás:

  1. Me cuesta decidirme.
  2. Me cuesta decir no a las personas.
  3. Siento como si mi felicidad dependiera de otras personas.
  4. Me cuesta mirar a los ojos de las personas.
  5. Me relaciono con personas que acaban hiriéndome.
  6. Confío en las personas.
  7. Tiendo a atender a los otros antes que a mí mismo.
  8. Las opiniones de los demás son más importantes que las mías.
  9. Las personas cogen o usan mis cosas sin pedírmelas.
  10. Me cuesta pedir lo que necesito o lo que quiero.
  11. Presto dinero y no lo recupero a su debido tiempo.
  12. Algunas personas a las que presto dinero no me lo devuelven nunca.
  13. Me siento avergonzado.
  14. Prefiero acceder a los deseos de otra persona que expresar realmente lo que me gustaría hacer.
  15. Me siento mal siendo tan diferente de las otras personas.
  16. Me siento ansioso, amedrentado o asustado.
  17. Dedico mi tiempo y energía a ayudar a los demás de tal forma que olvido mis propios deseos y necesidades.
  18. Me cuesta saber lo que creo y lo que pienso.
  19. Siento como su mi felicidad dependiera de circunstancia ajenas a mí.
  20. Me siento bien.
  21. Me cuesta mucho saber lo que realmente siento.
  22. Me encuentro implicado con personas que acaban perjudicándome.
  23. Me cuesta adoptar decisiones.
  24. Me enfado.
  25. No logro pasar mucho tiempo a solas.
  26. Tiendo a cargar con los malos humores de las personas cercanas a mí.
  27. Me cuesta guardar una confidencia o un secreto.
  28. Soy excesivamente sensible a la crítica.
  29. Me siento dolido.
  30. Tiendo a permanecer en relaciones que me perjudican.
  31. Siento un vacío, como si algo faltara en mi vida.
  32. Tiendo a ser atrapado en la mitad de los problemas ajenos.
  33. Cuando alguien con quien estoy actúa en público, tiendo a sentirme avergonzado.
  34. Me siento triste.
  35. No me resulta fácil conocer a ciencia cierta mi relación con los demás.
  36. Prefiero confiar en lo que recomiendan sobre lo que debería creer y hacer respecto a la religión o cuestiones espirituales.
  37. Tiendo a reproducir o sentir lo que los otros están sintiendo.
  38. En las relaciones invierto más de lo que gano.
  39. Me siento responsable de los sentimientos de otras personas.
  40. A mis amigos y familiares les cuesta guardar los secretos o confidencias que les hago.

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