¿Qué les mueve a los jóvenes a hacer voluntariado?, quizás sus ideas, sus valores, la solidaridad, la necesidad de hacer algo útil, el amor por la naturaleza o las ganas de cambiar el mundo; en el fondo, les mueve el deseo de compartir con los más necesitados lo mejor de ellos mismos: “el amor desinteresado”, que cuando te das, ganas y no pierdes.
Desde Fundación Canfranc pensamos que hay muchas maneras de hacer voluntariado, tantas como necesidades existen en la sociedad en la que vivimos. Sally Koch, joven graduada en la Universidad de Dakota del Sur con especialización en psicología, nos recuerda que “las grandes oportunidades para ayudar a los demás rara vez vienen, pero las pequeñas nos rodean todos los días”.
Al finalizar este curso académico, los voluntarios nos comentan sus buenos momentos compartidos con los menores de las ciberaulas hospitalarias o con los refuerzos escolares en diferentes colegios y entidades sociales de Zaragoza; también los jóvenes que han vivido la experiencia del acompañamiento a personas mayores o los que han llevado su alegría a residencias de mayores, con actividades de ocio y tiempo libre. Todos están dispuestos a recomenzar su participación voluntaria en el próximo curso.
La clave para la continuidad y madurez del voluntariado está en apoyar con formación los deseos altruistas de los jóvenes. Cada persona somos una pieza clave dentro de la cadena de la vida y debemos saber cómo organizarnos para llegar a un objetivo común, poniendo los talentos personales al servicio del bien de los demás.
Fundación Canfranc quiere ser motor y puente para que el voluntariado facilite a los jóvenes poder ser “ingenieros del bien común con una sonrisa» en su entorno habitual.
¡Gracias a todos y cada uno de los voluntarios y feliz verano!